Una buena forma de pasar una tarde divertida y entretenida en casa es jugar a juegos de mesa clásicos, pero ¿qué sucede cuando no disponemos de ellos? En esta época, en la que las pantallas han sustituido en muchas casas a los tradicionales juegos de mesa, quizá una buena forma de recuperarlos y, al tiempo tiempo, ejercitar la creatividad, sea construir nuestro propio juego de mesa. En este caso, El Juego de la Oca, uno de los más famosos en el mundo entero. ¿Por dónde empezamos? Vamos por partes.
Lo primero de todo será pensar en los materiales. Podemos usar un tablero de madera que tengamos en casa, o bien una plancha de cartón amplia. En su defecto, también podríamos emplear como tablero un folio grande (tamaño A3). A partir de ahí, será importante contar con lo siguientes útiles:
1. Rotuladores y pinturas de colores
2. Tijeras
3. Vasos de yogur vacíos
4. Macarrones, tapones de botella o cualquier objeto que podamos decorar y convertir en fichas de colores
5. Unos dados (podemos tomar prestados de otro juego)
6. Mucha imaginación
Si no tenemos dados, podemos encontrar en internet infinidad de páginas con generadores automáticos de números, aunque siempre será más interesante y rápido usar dados convencionales. A partir de este momento, podemos optar por dibujar un recorrido casilla a casilla en su sentido más tradicional o bien tirar de imaginación e inventarnos pruebas y nuestras propias casillas. Si optamos por la primera opción, las siguientes casillas no podrán faltar: ocas en las casillas 5, 9, 14, 18, 23, 27, 32, 36, 41, 45, 50, 54 y 59, el jardín (fin) en la 63, puentes en la 6 y la casilla 12, el pozo en la 31, la posada en la 19, los dados en 26 y la 53, el laberinto en la 42, la cárcel en la 52 y la muerte en la casilla 58.
Construir nuestro propio Juego de la Oca tiene dos ventajas: brinda la posibilidad de poner en marcha nuestra creatividad (y alarga el entretenimiento) y, en segundo lugar, lo tendremos disponible para jugar todas las veces que queramos